martes, 22 de marzo de 2011

Descubrimiento del Río de la Plata. El Río de Solís.



Esto cuenta nuestro ya amigo del Blog, Don Felix De Azara, acerca del descubrimiento del Río de la Plata, su encuentro con los Charrúas y su posterior muerte (rara vez acontecen estos eventos en forma desordenada, es menester encontrarse primero con los indios para luego morirse). Me encanta el estilo de Azara, siempre contradiciendo a los cronistas anteriores, y no es para menos: el conocimiento que tuvo de los indígenas, en su estadía en Sudamérica, lo habilitaba para desmitificar varias leyendas que se contaban en Europa acerca de los indios. Azara desmiente que Solís haya visto plata en estas zonas, y que los indios se lo hubieran comido asado.  

Del descubrimiento y conquista del
 Río de la Plata, licencia del Rey y
primera expedición.



1. Juan Diaz de Solis, natural de Lebrija y piloto mayor en España, poseido del entusiasmo comun en su tiempo de hacer descubrimientos, pidió al rey licencia, y se la dió para satisfacer sus deseos. En consecuencia, dispuso con su caudal una embarcación, y con ella siguiendo los pasos de Vicente Yañez Pinzon, pasó al cabo de san Agustin el año de 1512. Desde alli fue reconociendo legua por legua la costa del Brasil, hasta que hallándose en los cuarenta grados de latitud austral, reflexionó que habia dejado por los 35 36 grados una Abra grandisima. Retrocedió pues á reconocerla principiando por la costa que le estaba mas cerca, que era la meridional, y fue fijando en sus árboles algunas cruces que atestiguasen haber estado allí. Trató amigablemente con los indios guaranis que encontró, á donde estan hoy Buenos Aires, san Isidro, las Conchas é islas inferiores del rio Paraná: y lo que de ellos, y de la dulzura de aquellas aguas, pudo comprender fue que aquello no era Abra ni golfo del mar, sino un rio llamado Paraná guazú, que significa Paraná grande. Reflexionó Solis, que aquel río de caudal tan enorme, debia atravesar precisamente dilatadas y remotas regiones, cuyo reconocimiento produciria de seguro mucha gloria, y quizá grandes riquezas á quien lo hiciese pero considerando que su embarcacion, gente y preparativos no eran suficientes para tan ardua empresa, se salió á la mar y cargando al paso su buque de palo del Brasil llegó felizmente á España.

2. Francisco Lopez de Gomera, en su historia general de Indias cap 89, y Martin del Barco Centenera en el canto 1 de su Argentina, dicen que Solis impuso al citado rio el nombre de rio de la Plata por las muestras que en el vió de este metal, y el padre Jesuita Lozano lib 2 cap 1, de su historia manuscrita del Paraguay escribe que le llamó Río de Solis. Pero Solis no pudo ver lo que suponen y dichas denominaciones se dieron despues al rio por motivos diferentes.

3. Dió Solis cuenta al rey de lo ocurrido en su viaje, pidiéndole la privativa en el descubrimiento, conquista y gobierno de los regados por aquel río, y habiéndole sido acordada sin facilitarle auxilio alguno, alistó por su cuenta tres naves: una de treinta toneladas y de la mitad cada una de las otras, con sesenta hombres ademas de las tripulaciones, y víveres para dos años y medio. Listo todo salió de Lepe el 8 de octubre de 1515, y llegando á la boca del mencionado río, entró reconociendo su orilla mas próxima, que era la septentrional. Vió en ella algunos indios charruas que le observaron, figurándose fatalmente que eran de la misma nación, ó á lo menos, de la misma buena indole que los guaranis que en su viage precedente habia tratado en la ribera opuesta: quiso hablarles, y no tuvo reparo en salir afuera en el bote con algunos españoles. Pero apenas habian desembarcado junto á la boca de un arroyo, cuando dichos indios con otros que de improviso salieron, se arrojaron sobre ellos y los mataron a todos, menos á uno que se pudo salvar. Por esta desgracia conserva aun dicho arroyo el nombre de Arroyo de Solis, entre Montevideo y Maldonado. Los mencionados escritores Lopez y Lozano ibid y Antonio Leon Pénelo, en su representacion hecha en 1623 al Consejo de Indias, añaden que los charruas se comieron asados á los españoles muertos, pero no les creo porque no habiendo cosa tan durable como las costumbres entre los bárbaros, si lo hubiesen hecho lo harían, y no es así, ni conservan memoria de semejante comida. Esta voz la esparcieron sin duda un hermano del Solis y su cuñado Francisco Torres, que iban de pilotos y fueron testigos del desgraciado suceso, del que quedaron tan atemorizados, que al instante tomaron la vuelta de España donde hicieron del caso y del país, la pintura tan triste y fea, que por algunos años quitaron á otros la tentacion de repetir el reconocimiento de aquel río, al cual con mucho motivo denominaron entonces Rio de Solis. 



Fuente: Descripción e historia del Paraguay y el Río de la Plata. Felix de Azara. 1847 (póstumo)


Por el mismo tema: La guerra Charrúa.

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